El ictus es un accidente cerebrovascular cuyos síntomas suelen ser diversos, tales como problemas de movimiento, dificultad al hablar, cambios comportamentales, problemas de memoria y déficits cognitivos.
Los síntomas de un tumor cerebral van a depender del lugar, del tamaño y del tipo de tumor que se ha dado. Los problemas más comunes suelen ser problemas cognitivos, de conducta, dificultades motoras y de autonomía.
Una de cada tres personas con daño cerebral adquirido tienen como origen de su lesión un traumatismo craneoencefálico.
El traumatismo craneal produce una lesión primaria, producto del impacto sobre el cráneo, más una complicación secundaria (edema o hemorragia cerebral, aumento de la presión intracraneal…) que puede desarrollarse horas o días después de haber sufrido el golpe y que puede agravar el cuadro inicial.
La anoxia cerebral es un tipo de lesión cerebral provocada por la falta de oxígeno en el cerebro. Las consecuencias de una disminución del aporte de oxígeno puede causar lesiones neurológicas graves.
La encefalitis es la inflamación del cerebro. Puede tener muchas causas, pero la más frecuente es una infección viral.
La esclerosis múltiple es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso central, y cuya evolución depende estrechamente de las características de cada paciente. Fatiga, dolor, falta de equilibrio, alteraciones cognitivas, problemas visuales, temblor o dificultad en el habla son los síntomas más destacados.
Es importante un asesoramiento para el buen funcionamiento de la familia tras un evento de esta magnitud. Cuando un adulto sufre un daño cerebral adquirido no solo le afecta a él, sino a todo su círculo más cercano. Esa persona forma parte de un rol familiar, como padre o madre, esposo o esposa, o cualquier otro papel que se cumple en la vida adulta; y tras el daño cerebral todos los roles familiares se ven modificados.