Los niños/as o adolescentes con trastornos de conducta tienen comportamientos de desafío a las figuras de autoridad, enfrentamientos con los adultos o con los iguales, episodios de agresividad física o verbal. Suelen perder la calma fácilmente, se molestan o enfadan por cualquier cosa.
Algunos signos de advertencia importantes en la conducta del niño pueden ser:
Es muy importante intervenir cuanto antes en el momento en que aparecen problemas de conducta en los niños/as o ante cualquier signo de advertencia. Se puede detectar un trastorno de conducta desde la primera infancia, aunque el tratamiento es distinto a cada edad. La detección precoz es fundamental para tratar adecuadamente al niño/a y tratar de evitar que la conducta perturbadora y conflictiva se establezca como una norma, estilo o hábito de comportamiento en este niño/a o adolescente, convirtiéndolo en un problema mucho más serio. Un desorden conductual en el niño/a repercute directamente en su vida familiar, social y escolar; así como también incide directamente en aspectos cognitivos y emocionales, incluso pudiendo llegar al suicidio.
En algunos casos puede ser consecuencia de otro trastorno, como por ejemplo de un trastorno depresivo, de un trastorno por déficit de atención con hiperactividad o de un trastorno psicótico.
Lo primero sería detectar cuanto antes si el niño/a que tenemos delante tiene un problema de conducta o emocional y si este es debido a otro trastorno asociado.
Una vez hemos detectado el problema conductual, las técnicas de modificación de conducta son esenciales en el tratamiento de estos niños/as y adolescentes. El asesoramiento guiado por el terapeuta, tanto al entorno escolar como a la familia, sobre cómo manejar distintas actitudes con las pautas establecidas, y siendo siempre constantes en todos los entornos del niño/a, incide directamente en su mejora conductual.
Para el tratamiento de los problemas emocionales es importante ayudarle a entender sus emociones y sus problemas, tratando de encontrar nuevas soluciones para sus problemas y a interpretar el mundo de una forma más funcional. Las metas están relacionadas frecuentemente con aumentar la autoestima y disminuir la ansiedad.
Además, es muy importante el papel de la familia, ellos son los primeros que detectan el problema y hacen el seguimiento de las pautas indicadas en terapia. Sin el compromiso familiar es muy difícil poder controlar este trastorno. La información y las pautas dadas a la familia son clave en su tratamiento.